Actividades del país de Belarús

Tradicionalmente los belarusos celebraban anualmente la despedida de la primavera y la bienvenida del verano. Un número de las acciones rituales duró un par de semanas y fue llamado “Svyatki (pascuas) Verdes”. Una de las ceremonias llamativas del rito era “Despedida de rusalca” o “Rusalle”.


La semana de la sirena duró desde la Trinidad hasta el próximo domingo. Normalmente Rusalle se hacía en los territorios donde no se festejaba Kupalle (Kupala), por ser semejante en muchos
aspectos a este rito: coronas, saltos sobre el fuego (Día de Kupala se celebra en Belarús en la actualidad en la noche del 6/7 de julio en el gregoriano o calendario nuevo estilo, que es 23/24 de junio en el calendario de Juliano o de estilo antiguo, que se sigue siendo utilizado por muchas Iglesias ortodoxas). Se cree que durante el florecimiento de primavera-verano las sirenas salían del agua e iban jugando en los pueblos, prados y campos.

La Fiesta de Rusalle, por su contenido es pagana, lleva el nombre cristiano, o al menos tiene una huella de la influencia greco-romana. Se festejaba no sólo por los eslavos del este sino y por sureños: en Serbia y Bulgaria, y el nombre Rusalle acarició en los Balcanes. La palabra Rusalle proviene del latín “rosālia” “Trinidad (fiesta)”, originalmente – la “Fiesta de Rosas”. La palabra sirena proviene del nombre de la fiesta.
Con Rusalle se asocian los numerosos tabúes y costumbres, tales como la prohibición generalizada de hacer grandes trabajos, era imposible caminar en el bosque a solas, conducir al bosque al ganado, enjuagar la ropa y dedicarse a la costura. Una de las antiguas costumbres asociadas a este día de fiesta fue la prohibición de bañarse en el río, especialmente en la tarde y la medianoche. Existía la creencia de que las sirenas arrastraban a los ahogados a su mundo. Durante la semana de Rusalle debe lisonjear a las sirenas, entonces uno pudiera contar con su ayuda.
El centro de la fiesta fue el rito funerario o despedida de la sirena. Los participantes elegían a la chica más hermosa, la adornaban con coronas y numerosos “guirnaldas” de verdura. Luego la procesión pasaba por el pueblo, por la tarde los participantes llevaban a la “sirena” fuera de la aldea, en la mayoría de los casos a la orilla del río. Cantando las canciones especiales quitaban de la “sirena” las coronas y guirnaldas y las tiraban a la agua o al fuego (de no tener cerca el río).


Al término de la ceremonia todos huyeron y la antigua sirena trataba de perseguir a los fugitivos y coger a uno de los acompañantes. Si agarraba a alguien se ha considerado un mal presagio, presagiando futuras enfermedades o la muerte.
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